
España / Siglos de cultura
Viaje a las tradiciones
De Barcelona a Girona pasando por Córdoba y Toledo, la cultura judía se palpa a cada paso
MADRID.- Al viajero curioso no puede menos que sorprenderlo en su recorrido por España la cantidad de nombres geográficos que recuerdan la presencia de los judíos en suelo ibérico. Y lo más significativo es que se trata de testimonios que han permanecido casi olvidados por cinco siglos.
Los judíos fueron expulsados en 1492, y vueltos a admitir en el siglo XX. Nos topamos, en todas las geografías, con nombres como el Montjuich (Monte de los Judíos), en Barcelona y Girona; barrios en Andalucía que se llaman De la Judería (barrio judío), con calles como de los Judíos, de la Judería, de la Sinagoga, de los Levies. Si nos corremos a Segovia encontramos la calle de la Judería Vieja, entre tantas otras.
Existen también viviendas famosas que la tradición las señala como la casa de Abraham Senior, en Segovia; de Samuel Levy, en Toledo (hoy conocida como Casa del Greco); la de Isaac el Ciego, en Girona; la de Maimónides, en Córdoba, y hoteles con nombres tan extraños como La Sinagoga o Maimónides. Y si atendemos al lenguaje popular encontramos expresiones tales como En Beja, judío hasta las tejas, En Hervás, judíos los más , entre otras. En este contexto, el viajero que recorre Toledo no debe extrañarse al encontrar en sus negocios tanta o más simbología judía que en la propia Jerusalén.
Para quien sea explorador del llamado turismo cultural, el tesoro del pasado judío en España (en hebreo, sefarad ) ofrece piedras alineadas como mudos testigos de una milenaria historia: tres hermosas sinagogas completas, dos en Toledo y una en Córdoba, y restos parciales de otras varias; cementerios, en los museos de Barcelona y Girona; baños rituales, como el de Besalú; excavaciones arqueológicas en toda la península. Y hasta un museo dedicado íntegramente al tema, como lo es Museo Sefardí de Toledo.
Recientemente, incluso, se han descubierto textos hebreos que sirvieron de cobertura de otros libros. No menos importantes son los elementos intangibles de la cultura, como los textos poéticos y filosóficos en la llamada época de oro de los judíos en Sefarad (España). Incluso nuestro idioma castellano es producto de la creatividad conjunta de judíos, cristianos y árabes en la Península Ibérica. En palabras del mexicano Carlos Fuentes, en el III Congreso de la Lengua Española: "Somos lo que somos y hablamos lo que hablamos porque los sabios judíos de la corte de Alfonso el Sabio impusieron el castellano, lengua del pueblo, en vez del latín, lengua de la clerecía, a la redacción de la historia y las leyes de Castilla".
La impronta judía en España, lejos de constituir sólo historia, empapó de tal manera a la sociedad y cultura de su tiempo, que su proyección ha llegado a nuestros días y sigue siendo parte viva de la sociedad española de la actualidad. El historiador Salvador de Madariaga llama a España "uno de los países más judíos del mundo", y a los judíos españoles "portadores universales de las costumbres españolas". Es que la España de hoy redescubre su propio pasado: la historia comienza a brotar. A la verdad oculta se le quita su velo, se la descubre. Las joyas del pasado, ocultas largo tiempo bajo la alfombra, vuelven a relucir.
El escritor Mario Satz señala: "Hoy España toda revisa su pasado, exhuma sus ruinas, limpia sus raíces y ensaya una difícil convivencia alfonsina. Poco a poco, las piedras se limpian del moho del olvido, los ladrillos se descubren y se les saca la cobertura que los tapó, la luz baja a los sótanos y el cielo penetra en las callejuelas" .
Lejos de avergonzarse de su pasado judío, desde hace casi una década varias ciudades españolas se fueron asociando hasta fundar la llamada Red de Juderías. Caminos de Sefarad. En la actualidad incluye 21 ciudades unidas a través de sus máximas autoridades locales. Las ciudades que forman la red son Avila, Barcelona, Cáceres, Córdoba, Girona, Hervás, Jaén, León, Oviedo, Palma de Mallorca, Ribadavia, Segovia, Toledo, Tortosa y Tudela. Están asociadas a este proyecto como concertadas: Besalú, Calahorra, Estella-Lizarra, Monforte de Lemos, Plasencia y Tarazona.
El objetivo de la institución es promover el patrimonio artístico e histórico del pasado judío, y se ocupa de coordinar actividades culturales. No menos importantes son las tareas de restauración y señalización de las juderías.
Con motivo del VIII Día Europeo de la Cultura Judía y en coordinación con otros 30 países, recientemente se realizaron actividades en casi todas las ciudades adheridas a la Red de Juderías.
En síntesis, lo mágico de este volver a vivir es que nuestros pies pueden caminar por los mismos lugares transitados por hombres y mujeres que han ingresado en la historia universal. Podemos recorrer, por ejemplo, las callejuelas visitadas por luminarias como Maimónides, uno de los creadores del racionalismo judío y, simultáneamente, recorrer los alrededores que vieron nacer a la escuela opuesta de pensamiento: la cabalá, en Girona, de la mano de Najmánides.
Por Mario Eduardo Cohen
Para LA NACION