
“…el rezo tiene que realizarse en el corazón… O sea, que el corazón esté de acuerdo con lo que el hombre expresa con sus labios… ‘porque el hombre mira con sus ojos, y el Señor ve el corazón’”, Rabí Baruj Ashlag, “Shamati 122”.
* Rav Dr. Michael Laitman
De acuerdo a la sabiduría de la Cabalá, las fiestas de Israel nos describen de manera simbólica el proceso del desarrollo espiritual de cada persona. Éste es un proceso circulatorio llamado “año”, lo cual significa que en cada nueva situación, el individuo pasa las mismas experiencias, solo que de manera más profunda y clara, ayudándole a entenderse mejor a sí mismo. Así se cambian en el cabalista 6,000 estados de desarrollo espiritual, hasta que consigue sentir todos los placeres que un ser humano puede experimentar.
Con el pasar de estos “años”, el cabalista se tropieza una y otra vez con situaciones que le ayudan a subir al próximo peldaño. Los cabalistas llamaron a estas situaciones ''fiestas, feriados y Sábados''.
La sabiduría de la Cabalá describe la realidad que está oculta de nosotros, la cual es revelada a la persona en el trayecto de su desarrollo espiritual. Le ayuda al cabalista a comprender cómo fue creado el hombre y para qué vive.
Esta investigación se ha estado realizando miles de años por muchos cabalistas que vivieron a lo largo de las generaciones, desde la época de Abraham el Patriarca hasta nuestros días. El conocimiento que se acumuló fue transmitido de generación en generación, en forma escrita y oral. Los libros de Cabalá escritos en el transcurso de los años describen los alcances espirituales a los que llegaron los escritores. En nuestros días, cualquiera de nosotros puede llegar a estos logros.
“Adam HaRishón (El Primer hombre)”
La Torá nos cuenta que el mundo fue creado en un trayecto de seis días, seis pasos de cambio entre la luz y la oscuridad. En el sexto día fue creado “Adam HaRishón (el Primer hombre)”, y precisamente antes del Sábado él pecó y fue expulsado del ''Paraíso''. Adam HaRishón simboliza un estado de perfección, de unión de todas las almas. Puesto que pecó, se dividió su alma en miles de partes –es decir, almas-, las cuales se desconectaron una de la otra. En cada uno de nosotros existe una de estas miles de almas. Nuestro deber es unir a todas en una sola, el alma de Adam HaRishón. De esta manera podremos corregir su “pecado” y regresar al “Paraíso”.
La fecha de Rosh HaShaná (el Año Nuevo del calendario judío), nos recuerda que tenemos que empezar a corregir nuestras almas, devolviéndolas a su estado original, a la integridad.
El individuo que comienza su corrección espiritual en la parte del alma de Adam HaRishón que se encuentra en él, descubre al paso de los primeros diez días -en los que experimenta los diez estados espirituales-, la diferencia entre su estado actual y el estado perfecto, del cual cayó su alma.
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