SOY YO...ABUELO



Soy yo...Abuelo
Por. Rabino Nota Schiller


Si abuelo, soy yo. Vine a visitar tu tumba, aquí en el Monte del Descanso. Fue difícil encontrar el camino. Sabes abuelo, el camino a tu tumba fue tan difícil, que me pareció que tuve que pasar por Egipto, Babilonia, Roma, España, Varsovia y Santiago, para llegar al lugar de tu último reposo.
Y ahí abuelo, ahí, en Santiago, no entendí por qué pediste que te enterraran justo acá, en la entrada de Jerusalén. Ahora lo entiendo mejor, Hoy pienso que empecé a entender...
Hoy tu estas más cerca de mi corazón que entonces... Recuerdo tus visitas semanales a nuestra casa en Las Condes, los días domingo.

Entonces irrumpiste en la vida de la casa de mis padres, sudamericanos de clase media, y tu tenías una apariencia tan extraña, extraño a nuestra forma de vida acorde a las últimas modas, al estilo de la casa y a todos los objetos que nos rodean, extraño a nuestro estilo de vida, a la forma de hablar, la comida y a todo. De repente apareciste de alguna parte, -como una pieza de museo de hace 200 años- un tipo anciano, con barba blanca y larga...

Abuelo, créeme, en verdad me esforcé por apreciarte en tus visitas semanales, quise realmente comportarme respetuosamente, a pesar de tus raras costumbres, de tu extraña forma de hablar (un poco de idish mezclado con hebreo antiguo) y de tus cubiertos especiales para comer y tu eterno murmurar, llamado rezo o algo así.


LEER LA CARTA COMPLETA