MENSAJE DEL PRESIDENTE DEL ESTADO DE ISRAEL, SR. SHIMÓN PERES, AL PUEBLO JUDÍO EN OCASIÓN DEL AÑO NUEVO JUDÍO 5769


Un país tan pequeño en tamaño como Israel tiene pocas alternativas fuera de buscar la grandeza en otras facetas. Debe explorar la fuerza del espíritu, la profundidad de la fe, la oferta de innovación y la promesa oculta de la ciencia. Desde su creación, hace 60 años, Israel ha demostrado que a pesar de la escasez de tierras y agua, desarrolló una de las economías más avanzadas y resistentes de la tierra. Afrontando desafíos sin proporción con su tamaño territorial o demográfico, además de amenazas existenciales, Israel ha perseverado. Lo hizo, por medio de la movilización de sus recursos humanos y su fortaleza militar. Reforzó su democracia y su deseo de paz. Israel pasó siete guerras durante sus sesenta años. Superado en número y en armas, siempre fue independiente y seguro de sí mismo. Ganar las guerras permitió a Israel triunfar en su batalla por la paz y firmar acuerdos de paz con Egipto y Jordania. Hoy, sigue negociando con los palestinos, sin perder la esperanza de hacer la paz con todo el mundo árabe. Promoviendo una política de paz y siendo fieles a la ética judía "Ama a tu prójimo como a ti mismo", manteniendo un sistema de defensa que se adelanta al peligro y una democracia resistente guiada por los valores morales de nuestra tradición, podemos demostrar que lo que nos fue otorgado en el Monte Sinaí no se perdió en el desierto. La realización de la visión sionista es una historia que inspiró tanto a la nación como al estado. Con su establecimiento, el Pueblo Judío confió a Israel la función de preservar y desarrollar el legado histórico judío, sobre una plataforma moral, proclamando que "Todos los seres humanos son creados a la imagen de Dios."

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