NUESTROS HIJOS Y LA DROGA Adriana Serebrenik


NUESTROS HIJOS Y LA DROGA
ENTRE DOS FUEGOS


... Fuego: destruye, aniquila y consume, pero hay otros fuegos que engendran pasiones, nutren y dan sentido a nuestra vida.

Escribe LIC ADRIANA SEREBRENIK

Victoria apresó entre sus dedos esa yerba mortecina con olor a pasto que se escondía en el bolsillo de su hijo ausente y no se sintió precisamente en la gloria. El sonido susurrante de esa fibra que produce una falsa felicidad se transformó , de pronto ,en un dardo que le perforó el corazón. Victoria confirmó lo que sospechaba: su hijo fumaba marihuana. Victoria y Hugo pensaban, como muchos pensábamos que “esto a mi no me va a pasar”, “pero si yo lo mandé al Shule”,” no estamos divorciados , ¿ cómo es posible que halla un adicto en nuestra familia? , pero “si nosotros le damos todos los gustos”. Blancos o negros, judíos o cristianos, el fantasma de la droga... a todos nos asusta.

VIAJE DE IDA

Entre los 15 y los 25 años , nuestros chicos, arbolitos jóvenes en evolución ,se erigen por si mismos y al intentar sostenerse sobre sus propias raíces ,nos dicen “déjame solo, ya soy grande”, ”todo tenes que controlar. Esta es mi vida, metete en tus cosas”. Con un lenguaje cordial o soez, nos acorralan frente a otro gran fantasma de los padres modernos: faltarle el respeto a la individualidad de nuestra simiente.
Hoy llegó el momento de hacerle frente al “Cuco”, juntos. Por eso te invito a reflexionar sobre esta particular forma de evasión que nos rodea contextualmente y como un virus puede meterse sin pedir permiso en tu hogar.

TIMONEANDO EL BARCO FAMILIAR
Los ves confundido y enmarañado en su propio ovillo y te preguntás : ¿ Cómo acompañar su despliegue sin invadirlo? Si lo escuchaste demasiado tarde , te cuestionaras: ¿Es posible no torcer aún más, aquello que dolosamente se ha doblado? .Nuestros árboles jóvenes emergiendo de la tierra tibiamente, necesitan un palito vector para consolidarse . Estos son los valores familiares . “Aquí estoy, aunque te enojes .”, dicen los padres presentes. “Yo sé lo que hago : educarte” vociferan los jardineros a los arbustos desafiantes.
Somos nosotros , los capitanes del barco familiar. Los tripulantes pueden opinar , sugerir y estar en desacuerdo, no somos clones. Pero son los progenitores ,a veces juntos y otras por turno, los que tomamos el timón .En algunos , el problema radica en que ninguno de los educadores , lo empuña con firmeza o también puede suceder que mientras uno lo maneja , él otro critica.
En otras situaciones , los conductores no llegan a un acuerdo sobre el rumbo que dirigirán el barco familiar y encallan en terrenos rocosos quebrando la estructura de la carcaza .
Las familias ,no navegamos al azar o según se vallan presentando las turbulencias del oleaje. Hay un plan divino para nuestra existencia. Hay mapas para encontrar el tesoro. Nuestra Torah y mitzvot son los testimonios.

ALGO ESTA SUCEDIENDO EN CASA
Nuestros chicos en pleno desarrollo evolutivo tienen que tomar decisiones trascendentes sobre su futuro. Muchas veces no están preparados emocionalmente para hacerlo. La sociedad y nosotros con ella, exigimos que sean autosuficientes lo más pronto posible , seguros de si mismos aceleradamente , independientes económicamente en un chic-chac, , que encuentren rápido la vocación de su vida , que armen una “buena pareja”, que tengan una buena figura, que sean eficaces y expeditivos . Muchas presiones para jovencitos que están dando sus primeros pasos en el salón de la vida . En otras familias dan tantos “ años sabáticos” para que elaboren un proyecto existencial , que el tiempo de indefiniciones se eterniza. Y finalmente este arbolito joven tiene un tronco hueco que se quiebra a la menor frustración.

¿ AMIGOS O ENEMIGOS?
Los amigos en esta edad de transición , son referencia y pertenencia. Fumarse “un porro” o compartir unos cientos de litros de cerveza son caminos de iniciación para ser “aceptado” en ese particular circuito social . La cuestión es que, si tu hijo siente que camina en el desierto sediento de sombra y agua, imagina oasis de amistad donde no lo hay. Con esos amigotes comparte solidaridad frente a la frustración, refugio ante la impotencia y cada vez se hunde más en un pantano que él mismo fabricó .Vos, como papá o mamá, como hermano , tía o amigo podés tirarle una soga. No es adecuado mirar hacia otro lado cuando alguien sufre. No piensan así, los jazmines cuando esparcen su perfume al viento, ni los pájaros cuando nos endulzan con su canto , ni la naturaleza cuando nos brinda su belleza. Somos todos parte de la misma familia humana. Algo podés hacer por quién torció su camino.

VIAJE DE VUELTA
Las drogas enchalecan químicamente la angustia que asfixia. Encapsula el malestar.No lo disuelve, lo incrementa. La “vacuna” más efectiva para dejar la toxico-dependencia es trabajar para la familia. Cuando alguien cercano la consume, todos somos responsables y podemos ayudarlo a que se atreva a luchar por él mismo.
Por eso, Victoria apresa entre sus dedos esa yerba mortecina con olor a pasto que se escondía en el bolsillo de su hijo ahora presente y decide compartir con Hugo , no precisamente la gloria. Juntos intentarán apresar lo que aún queda de su hijo, transformar los monólogos familiares en diálogos , cambiar hasta que les guste su imagen frente al espejo interno. Esta familia recorrerá un largo proceso para entender que para amar , primero hay que amarse, para amarse primero hay que gustarse, para gustarse hay que ser, para ser hay que hacer. Y sólo se hace cuando se pierde el temor al fracaso, al error .
Mejor es hacer aunque nos equivoquemos ,que no haber echo nada .
Sólo cuando el dolor se enfrenta, logra resolverse. Nunca desaparece mágicamente. Por eso Victoria y Hugo deciden hacerle frente esa fibra mal oliente que produce una falsa felicidad . No morimos de la mordedura de víbora. Sólo fallecemos , cuando damos tiempo para que su silabeante veneno recorra toda la sangre del cuerpo. Las drogas son una fatal mordedura ... no permitas que su” veneno” recorra el cuerpo de quién amas.